Déficit de vitamina D en los mayores

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La importancia de la vitamina D

La vitamina D es una vitamina liposoluble (se transporta y almacena en grasa) pero tiene un comportamiento en el organismo que hace que sea considerada una hormona.

Su papel en la salud de los huesos es muy importante ya  que es la única sustancia conocida que estimula la absorción de calcio y fósforo de los alimentos en el intestino delgado, especialmente en el yeyuno, y además incrementa en el riñón la reabsorción de calcio y fósforo, siendo pues esencial para mantener la concentración de estos minerales en la sangre y para la mineralización ósea.

También estimula la diferenciación de las células óseas formadoras de hueso llamadas osteoclastos.

Se sabe que la vitamina D está relacionada con la fuerza muscular, además de con la protección ósea.

Además está implicada en multitud de procesos. Se ha visto que las personas con niveles adecuados de esta vitamina tienen telómeros (extremos de los cromosomas) con mayor longitud, lo cual se socia a la juventud biológica del organismo. Según nuevas evidencias científicas existe una relación entre el déficit de vitamina D y el desarrollo de enfermedades autoinmunes.

Actualmente la biología molecular está permitiendo conocer nuevos aspectos del papel del metabolismo de la vitamina D en la inmunosupresión de los pacientes trasplantados y  de la responsabilidad de su déficit en el desarrollo de otras enfermedades como la diabetes tipo1, ciertos tipos de cáncer, esquizofrenia o esclerosis múltiple.

La edad disminuye los niveles adecuados de vitamina D

Visto el entramado de procesos en los que está implicada la vitamina D, se comprende la importancia de mantener unos niveles adecuados de esta vitamina en el organismo.

Sin embargo mantener los niveles idóneos de vitamina D en el organismo puede ser complicado a determinadas edades, que es precisamente cuando más falta hace.

Se sabe que la población general sufre déficit de vitamina D, pero el problema se incrementa cuando aún más cuando hablamos de nuestros mayores. Y no solo por falta de su ingesta sino por una serie de circunstancias que confluyen en todos los ancianos, estén sanos o no.

Causas del déficit de vitamina D en ancianos

En el caso de las personas mayores, los déficits de vitamina D son más frecuentes que en el adulto joven. Este déficit de vitamina D en el organismo puede deberse a una falta de su ingesta, a un envejecimiento del organismo que dificulta la acción de la vitamina D o a diversas circunstancias y enfermedades asociadas.

Normalmente existe una unión de varias circunstancias:

- Déficit de su ingesta. En general los ancianos descuidan su alimentación con lo que la ingestión de vitamina D suele ser insuficiente.  Es importante que el mayor y sus cuidadores sean conscientes de los alimentos que aportan esta vitamina, y conozcan que encontramos la vitamina D sobre todo en el huevo, el pescado y la leche y derivados.

-Envejecimiento del organismo. La absorción de la vitamina en el intestino esta disminuida, la capacidad del riñón para activar la provitamina esta disminuida y la capacidad de la piel del anciano para producir la vitamina es cuatro veces inferior a la del adulto joven.

- Insuficiente exposición a la luz solar. La vitamina D se activa por acción de la luz solar sobre sus precursores.  La carencia de esta vitamina es especialmente frecuente en las zonas geográficas donde hay menos incidencia de los rayos solares. A esto se suma una menor exposición de muchos ancianos al sol por enfermedades que les mantienen recluidos.

- Patologías como los síndromes de malabsorción, diarreas, la cirugía del tubo digestivo, algunas enfermedades hepáticas y renales o el consumo de anticonvulsivantes como difenilhidantoína y barbitúricos.

Consecuencias del déficit de vitamina D en ancianos

Como consecuencia de la falta de niveles adecuados de vitamina D en el organismo,  hay un aumento de las manifestaciones clínicas de la hipovitaminosis como son el hiperparatiroidismo, la osteoporosis, la osteomalacia y las fracturas óseas que afectan mucho a la calidad de vida del anciano.

Algunos estudios (Journal of the American College of Nutrition, Volumen 21(4)) han demostrado que la absorción y el metabolismo de la vitamina D no se ven afectados por el envejecimiento, cuando este nutriente es aportado por un suplemento en dosis bajas.

Solución

Vista la dificultad que tienen nuestros mayores para conseguir unos niveles adecuados de vitamina D en su organismo y importancia de esta para mantener la salud y contrarrestar los efectos del envejecimiento, es necesario aportar esta vitamina mediante suplementos.

Sobre todo cuando su eficacia en la prevención de la osteoporosis y en la aparición de fracturas está sobradamente demostrada.

La cantidad diaria recomendada (RDA) para la población general de Vitamina D es de 5 microgramos al día (400 U/día). Esta cantidad asegura la prevención del raquitismo y garantiza el adecuado desarrollo óseo en niños y adolescentes.

Pero esta dosis debe aumentar en personas más mayores, de modo que los adultos de más de 50 años deben aumentar su ingesta hasta 10 mg/día, y a partir de los 70 años deben aumentar la dosis a 15 mg/día.

Hay que tener en cuenta que la vitamina  D es una vitamina liposoluble, con lo cual se acumula en tejido graso y es de lenta eliminación.  Existen así máximas cantidades diarias tolerables que son de 25 mg/día para los niños y de 50 mg/día para los adultos.

En conclusión,  para que nuestros mayores obtengan la vitamina D que necesitan deben tener una alimentación equilibrada, que aporte todos los nutrientes necesarios, incluida la vitamina D, y pasear o salir al sol unos 15 minutos cada día. Pero además,  por la dificultan en procesar esta vitamina solo con la alimentación,  deben tomar suplementos de vitamina D diarios en las dosis adecuadas a su edad.

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