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Imagínese que Ud. es una madre soltera que gana $47,000 al año (o $22.59 por hora), que trabaja a tiempo completo como asistente de gerencia en unos grandes almacenes. Su jefe la llama y le dice que le tiene una gran noticia: Le ofrecen un ascenso a gerente y un aumento de sueldo de $1,000. Pero su corazón se hunde cuando se da cuenta que este aumento le costará al menos $6,000 porque perderá el subsidio de cuidado infantil ya que sus ingresos sobrepasan el límite para poder recibir beneficios sociales. Ud. le agradece a su jefe por el ascenso, pero le explica, a regañadientes, que no puede aceptarlo.

Aunque este caso es una situación hipotética, para muchas familias es algo muy real.

Todos pensamos que hay necesidad de una red social de seguridad. Pero lamentablemente, algunos programas creados, aunque bien intencionados, tienen consecuencias no deseadas, más específicamente, una cuesta de beneficios sociales que desmotiva el trabajo y penaliza el éxito.

En esta cuesta, las familias pueden perder decenas de miles de dólares en beneficios sociales [beneficios SNAP (cupones para alimentos), asistencia federal para la vivienda y Medicaid], basta con que ganen sólo $1 más en su empleo. Demasiadas familias se ven atrapadas en un sistema de asistencia pública que no funciona. Es hora del cambio.

Los congresistas Steve Bloom y Tom Murt han preparado legislación conjunta para abordar la cuesta de beneficios sociales en el tema del cuidado infantil. La Iniciativa contra la Pobreza de la Cámara de Representantes, liderada por el congresista David Reed y su equipo, identificó la cuesta como un obstáculo para el éxito.

Nuestros programas de asistencia social deben premiar y fomentar el éxito, no penalizarlo. Al ofrecer incentivos por trabajar y mejorar la estructura de beneficios sociales, podemos ayudar a que las familias vayan de la pobreza a la prosperidad.

Mientras los legisladores avanzan y debaten esta propuesta, tenemos una oportunidad de llamar la atención sobre el problema de la cuesta de beneficios sociales en muchos otros programas. Esperemos que esta iniciativa pueda convertirse en un modelo para la reforma, no sólo en Pensilvania, sino en todo el país, especialmente en Washington DC, que impone muchos mandatos que se convierten en barreras al éxito.
Esta columna fue publicada originalmente en libertad.org mayo de 2016. Reproducida en USA Hispanic con autorización explícita de dicha fuente

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