Fernando Lira.

Venezuela se está en una máquina del tiempo y se está adentrando en la época de piedra, y esto a propósito que cada día son más los hogares y familias venezolanas que tienen que pasar largas horas sin energía eléctrica y producto más logrado en la llamada revolución socialista.

Muchos ciudadanos han definido sus ciudades como: desiertas, destruidas, arruinadas, abandonadas, desoladas, arrasadas…, cada día las ciudades del interior del país se parecen más a pueblos del viejo oeste abandonados y son castigados al no tener energía eléctrica. Se pueden imaginar ciudades del oriente del país o la ciudad de Maracaibo con ese calor devastador pasar más de 6 horas sin electricidad….

Lo más controversial es que la falta de energía eléctrica en muchas ciudades venezolanas, no es por el fenómeno del niño, ni la niña, es por un proceso lento y sostenido llamado revolución que llegó a Venezuela para arrasarla.

La llamada revolución socialista, no llego sola, llego preñada de resentimiento y odio de la mano de unos ciudadanos con el alma enferma, que se dedicaron a multiplicar lo peor, expertos en manipular, están sembraron más miseria, la auparon, castigando a la clase media y obrera calificada hasta desaparecerla desplazándola, expulsándola, anulándola, rebajándola…

Las universidades, liceos y escuelas son uno de los tantos ejemplos que se pueden acotar de la realidad actual del país. En el sistema educativo la realidad actual es encontrar aulas vacías de almas, de jóvenes, de niños, de profesores… que han huido de la vorágine destructiva revolución, antes de que se los coma y devoré con sus fauces de maldad insaciable.

Ahora bien, si nos vamos al sector empresarial y comercial del país, las empresas se quedan sin sus empleados, capacitados durante años y los dueños tienen que asumir las tareas, que antes delegaron porque la empresa progresaba, crecía; hoy con un proceso a la inversa, se minimiza, se queda sin empleados, sin materia prima, apaga motores, elimina líneas de producción, con mantenimiento imposible de ejecutar y una facturación de muchos bolívares pero menos unidades vendidas…

Como si no fuera poco, a lo anterior se le suma la hiperinflación galopante que viene desatada y con cancha abierta invadiendo la economía y es está la que ha terminado por destruir lo poco que quedaba. No hay trabajo decente que pueda hacerle frente a la situación económica que atraviesa la población venezolana, tal vez por ello la delincuencia prolifera…

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