Nutrición durante el embarazo II

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¿En qué casos son necesarios los suplementos en la gestante?

Los micronutrientes que han de administrarse en suplementos son aquellos que en el embarazo son necesarios cantidades superiores a las habituales. También son necesarios en casos de desnutrición previa de la madre gestante, en gestantes adolescentes, en embarazo múltiple y en mujeres con enfermedades que conllevan demandas superiores de nutrientes

Los micronutrientes son necesarios en la formación del tejido fetal, asociándose sus deficiencias con retraso del crecimiento intrauterino y anomalías congénitas.

Pero además los micronutrientes intervienen en la programación de salud del futuro niño en la edad adulta. Esto último ha sido objeto de diversos estudios que relacionan los déficits nutricionales de la madre durante la gestación con patologías del niño en su edad adulta como diabetes, obesidad o síndrome metabólico.

Si la embarazada sigue una alimentación equilibrada  se cubren las necesidades de la mayoría de los minerales y vitaminas. Sin embargo existen mayores requerimientos de elementos como el calcio, el hierro, el yodo o el ácido fólico, que a veces se administran en forma de complementos.

 

Necesidades de minerales

Calcio. Es el mineral más abundante del organismo (1200-1500 g). Sus requerimientos alcanzan los 800-1200 mg/día. El metabolismo del calcio se altera profundamente durante la gestación por los cambios hormonales, que producen un aumento en la absorción y retención del mineral, y por las elevadas concentraciones en sangre de un componente de la vitamina D.

El feto capta 200-250 mg de calcio al día durante el tercer trimestre del embarazo, acumulando 330  g de calcio durante su formación, de modo que el calcio de la madre se reduce en un 5%, el cual se recupera rápidamente tras el parto.

La ingesta de calcio recomendada por la OMS para las mujeres embarazadas se mantiene en 1000 mg/día durante el primer y segundo trimestre, igual que en la mujer no gestante, y sube a 1200 mg/día en el tercer trimestre. En España los valores de referencia son los elaborados por el Departamento de Nutrición de la Universidad Complutense de Madrid, revisados y publicados en 2009 según los cuales los 20 a los 60 años se recomienda una ingesta de 800 mg/día de calcio, incrementándose esta cifra en 600 mg/día más durante el embarazo.

Magnesio. Es el segundo mineral más abundante en el organismo. El organismo adulto contiene unos 350 mg de magnesio por kg de peso corporal. El 60% está en el esqueleto, el 20% en el músculo esquelético y el 20% en otros tejidos.

Las mujeres jóvenes que realizan dietas de adelgazamiento sin control médico tienen déficits de magnesio, lo cual puede desencadenar hipertensión y un mayor riesgo de presión arterial elevada (pre-eclampsia) en las mujeres embarazadas. Por ello, es recomendable que durante la gestación se asegure una ingesta de magnesio como mínimo de 220 mg/día según FAO/OMS. Aunque lo recomendable según el Instituto de Medicina es que la ingesta sea de 350 mg/día durante el embarazo.

Hierro. Las mujeres tienen unas necesidades de hierro superiores a los hombres debido a las pérdidas periódicas en la menstruación. Estas pérdidas pueden incrementarse cuando se utilizan dispositivos intrauterinos como anticonceptivos. Por ello para todas las mujeres en edad fértil se recomienda una ingesta diaria de 15-18 mg de hierro, nivel difícil de conseguir con las dietas habituales.

El caso de las mujeres embarazadas representa una situación especial ya que necesitan hierro además de para su organismo, para cubrir las necesidades del feto y de la placenta. De ahí la conveniencia de tomar suplementos con hierro o alimentos enriquecidos en hierro en el embarazo. Se recomiendan ingestas de  27 mg/día de hierro en mujeres embarazadas.

La deficiencia de hierro y la anemia ferropénica (IDA) durante el embarazo son factores de riesgo para el parto prematuro y bebé pequeño y de bajo peso para la edad gestacional. La deficiencia de hierro durante la gestación tiene un efecto negativo sobre la inteligencia y el desarrollo de la conducta en el niño.

La deficiencia de hierro gestacional afecta a la descendencia de más del 30% de los embarazos en todo el mundo.

Para la prevención de la deficiencia de hierro durante esta etapa se recomienda dar suplementos de hierro a todas las mujeres embarazadas. En embarazadas sin anemia se considera administración sistemática diaria de un suplemento de hierro de 0,9 mg diarios, ya que el gasto de hierro en el embarazo se ha estimado en unos 650 mg (preferentemente en forma ferrosa), comenzando en la semana 12 de gestación, y llegando a 7,5 mg/día en el tercer trimestre, además de una dieta equilibrada que contenga factores que favorezcan la absorción de hierro tales como vitamina C y carne.

En embarazas con anemia requieren dosis mayores, según los niveles de ferritina, pudiendo aconsejarse hasta 100 mg de hierro ferroso por día.

No obstante, se debe evitar la suplementación excesiva de hierro ya que provoca problemas intestinales e interfiere con la absorción de otros elementos minerales como el cinc y el cobre que también son esenciales para el desarrollo fetal.

Si se utilizan alimentos enriquecidos, éstos deben contener hierro en una forma de elevada biodisponibilidad y no ingerirse con líquidos que puedan interferir la absorción, como café o té.

Hay que comentar que nunca deben superarse las dosis del nivel máximo de ingesta tolerable (UL) que es de 45 mg por día de hierro elemental. La UL es el más alto nivel de ingesta con la que no se esperan efectos secundarios perjudiciales.

Cinc. El cinc en sangre comienza a descender al comienzo de la gestación y continúa hasta el parto, alcanzando una concentración un 35% más baja que la de las mujeres no gestantes.

Se recomienda que la ingesta de cinc durante la gestación sea de 15 mg/día, lo cual supondría 3 mg más que en situación de normalidad, para compensar las necesidades fetales.

La ingesta usual de las mujeres embarazadas suele ser menor (entre 9 y 11 mg/día), y en las mujeres vegetarianas mucho menos, por lo que se recomienda el incremento en la dieta hasta alcanzar la cifra de 15 mg/día.

Cobre. En los animales de laboratorio, el déficit de cobre materno causa infertilidad, aborto y muerte fetal. Sin embargo, en los humanos esto no se ha demostrado. Por ello, en las embarazadas no se recomienda una ingesta de cobre superior a la de los adultos normales. No obstante, cuando se administran suplementos de cinc, se recomienda un suplemento diario de 2 mg de cobre porque el cobre se absorbe peor cuando se da cinc.

Yodo. La deficiencia de yodo durante el embarazo causa una enfermedad (el hipotiroidismo fetal) que tiene como consecuencia un número de alteraciones profundas tales como cretinismo (retraso mental), aborto, anomalías fetales, sordera profunda y muerte fetal.

El yodo es parte esencial de las hormonas tiroideas, las cuales son necesarias para el desarrollo normal del cerebro y para su maduración. La ingesta recomendada para las mujeres gestantes es de 220 microgramos/día, lo que supone un suplemento de 70 microgramos/día sobre los 150 microgramos/día recomendados en mujeres adultas no gestantes.

La administración de yodo durante el embarazo y lactancia es una medida que propone la OMS para erradicar los trastornos que su déficit ocasiona a nivel de las hormonas tiroideas.

Durante la lactancia la dosis recomendada sube a los 290 microgramos/día.

Necesidades de vitaminas

Vitamina D. La vitamina D es transportada activamente desde la placenta al feto. La deficiencia de vitamina D durante la gestación se asocia con varias alteraciones en el metabolismo del calcio tanto en la madre como en el feto tales como disminución del calcio en la sangre (hipocalcemia neonatal) y tetania, hipoplasia infantil del esmalte dental y osteomalacia materna. Se ha asociado también a la presencia de alteraciones neurológicas alargo plazo y a un mayor riesgo de asma.

La suplementación de 10 microgramos/día en mujeres afectadas reduce la incidencia de hipocalcemia neonatal. Dosis algo más elevadas (25 microgramos) aumentan la ganancia de estatura y peso de los niños durante la vida postnatal.

En condiciones normales no existen datos que avalen la necesidad de suplemento de esta vitamina en el embarazo y la lactancia y se considera suficiente mantener el aporte de 5 microgramos al día de colecalciferol, que equivalen a 200 UI/día,  aconsejado en mujeres de 9 a 50 años. No obstante se considera que una ingesta de 400UI/día sería adecuada para reducir riesgos y no causaría ningún efecto adverso.

Vitamina B6. Las mujeres en período de gestación tienen concentraciones de la vitamina B6 más bajas que las mujeres no embarazadas. Por el contrario, el feto mantiene niveles muy elevados.

En mujeres no gestantes se recomiendan ingestas 2,4 microgramos/día de vitamina B6. En embarazadas  se recomienda tomar un suplemento de 0,60 mg de vitamina B6 para alcanzar una ingesta de 1,9 mg/día ya que ingestas más elevadas no se correlacionan con beneficios específicos para la madre o el feto.

Vitamina B12. En el caso de que la mujer embarazada siguiera dieta vegetariana estricta, debería tomar un suplemento de vitamina B12.  Esto se justifica por la necesidad de alcanzar los  2,4 microgramos/día recomendados.

Vitamina C. Las mujeres que han tomado anticonceptivos orales durante largos períodos de tiempo, las consumidoras de salicilatos (Aspirina), las fumadoras y las consumidoras de alcohol y otras drogas, así como las mujeres que han tenido varios hijos, tienen necesidades más elevadas de vitamina C, por lo que deben recibir un suplemento de 50 mg/día y deben aumentar el consumo de frutas y verduras.

En cualquier caso, la mujer embarazada necesita una ingesta de 55 mg/día, en lugar de los 45 mg/día requeridos en las adultas no gestantes.

Ácido fólico. Se producen déficits de folato en muchas condiciones, tales como hábitos alimentarios inadecuados, dietas restrictivas para el control de peso y el adelgazamiento, el consumo y abuso de alcohol y del tabaco. Por ello en condiciones normales se establecen ingestas recomendadas mucho mayores intencionadamente, para poder contar con una provisión suficiente de esta vitamina.

El suplemento necesario para mantener niveles normales de folato en los glóbulos rojos de la sangre (eritrocitos) en casi todas las mujeres embarazadas es como mínimo de 100 microgramos/día, pero se recomienda que para cubrir las necesidades totales el suplemento diario deberá ser del orden de 200-300 microgramos diarios. Todo ello sobre la ingesta recomendada de 400 microgramos diarios en mujeres de 19 a 65 años.

Vitamina A.  Según FAO/OMS la ingesta de vitamina A recomendada durante el embarazo es de 800 µg /día, lo que supone una ingesta adicional de 300 µg/día sobre la recomendada a mujeres de 19 a 65 años que se establece en 500 µg/día.  Para minimizar el riesgo de toxicidad fetal en las mujeres que están embarazadas o las que pueden quedar embarazadas estas deben tener cuidado en limitar la ingesta total diaria de vitamina A a un máximo de 3000 µg  (10 000 UI).

 

 

 

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