David Iglesias Pérez
Washington DC, 17 de octubre de 2013.- Una curiosa afición, al menos hasta la invención de Twitter y Facebook, ha sido captar señales de radio, tratando de contactar con otras personas y compartir experiencias. Bastaba con tener un aparato de radio y escanear distintas frecuencias. Pero, ¿se puede ir más allá y escuchar las señales del espacio exterior? Esa es la pregunta que Jodie Foster le hace a su padre en la película de Contact.

La respuesta es que sí, pero para ello hace falta un aparato de escucha superior, más grande, como la propia actriz se repite a sí misma. Así, en la siguiente escena del popular film aparece Foster en la cumbre de una montaña, contemplando la inmensidad de una antena de radio gigante, la del radiotelescopio de Arecibo, en Puerto Rico, que ahora cumple 50 años.

Con un diámetro de 1.000 pies (300 metros), y ocupando el área equivalente a ocho acres, Arecibo es el radiotelescopio de disco único más grande y más sensible del mundo. Formado por 38.778 paneles de aluminio, emite ondas de radio, sin duda la más famosa la lanzada al espacio el 16 de noviembre de 1974, cuando se envió un mensaje de 1.679 bits en dirección a la constelación de Hércules, con información sobre nuestro planeta y el ser humano. Como funciona como un radar, el radiotelescopio puede estar en funcionamiento permanente, sin que importen las condiciones atmosféricas, explican sus científicos, que recientemente atendieron a la prensa en Washington DC con motivo del 50 aniversario del observatorio.

Propiedad de la Fundación Nacional de Ciencia del gobierno estadounidense (la National Science Foundation, por sus siglas en inglés), Arecibo colabora estrechamente con la NASA. Varios premios Nobel han trabajado en sus instalaciones, y ha servido para el desarrollo de más de 350 tesis doctorales. Y, según recuerdan sus científicos, la tasa de desempleo de los investigadores que por ahí han pasado es de cero.

Meteoritos y otras investigaciones

Pero no sólo lleva a cabo Arecibo misiones de escuchar transmisiones que puedan ser indicio de vida exterior. También sirve a diferentes propósitos de investigación, como ilustró Hollywood en otro de sus géneros cinematográficos preferidos de los 90: el impacto de meteoritos gigantes contra la Tierra que amenazan con extinguir la vida, como sucediera hace millones de años con los dinosaurios. Así, Arecibo también aparece en Deep Impact y Armageddon, y en sus instalaciones se vigilan los 1.428 asteroides que según la NASA podrían impactar potencialmente contra nuestro planeta.

En el observatorio puertorriqueño también se estudian otros fenómenos de rabiosa actualidad, como la detección de las tormentas solares que pueden tener consecuencias devastadoras en los aparatos electromagnéticos. De hecho, Arecibo juega un papel clave en tres áreas de la vanguardia de la investigación científica: Astronomía, Ciencias Planetarias y Ciencias Atmosféricas.

“Es un instrumento vital porque ningún otro observatorio puede igualar la competencia y amplitud de nuestros logros y descubrimientos en estos campos”, afirmó Robert Kerr, director y principal investigador del observatorio, en referencia a las tres áreas señaladas. Y recordó el liderazgo científico de Arecibo en cuestiones como el cambio climático global o las explosiones de rayos Gamma, entre otras.

Cincuenta años de vida dan mucho de sí, y el titánico radiotelescopio –por el cual además se deslizó James Bond en Goldeneye- ha sido utilizado por más de 300 instituciones de todo el mundo en sus investigaciones. Y muchas más que vendrán en el futuro, ya que el centro científico pretende continuar jugando un rol permanente en las actividades científicas relacionadas con el espacio exterior.

Sus expertos afirman que jugará un papel en las próximas misiones para la explorar Marte. Concretamente, podría desarrollar un mapa completo del planeta rojo y su subsuelo para detectar la posible presencia de agua y otros materiales geológicos, informan. Ambas cuestiones serían esenciales para determinar el punto de aterrizaje óptimo de misiones que persigan sostener la vida en Marte. No es nada que Arecibo no haya hecho en el pasado; ya jugó un papel importante en la determinación de las zonas de aterrizaje de las sondas Apolo.

Entre las mejoras técnicas que se incorporarán próximamente destacan la instalación de un nuevo laboratorio de detección de la luz y una instalación de tecnología de radio de alta frecuencia, que incluirá un transmisor y una malla de antena secundaria para experimentos de plasma activa en la ionosfera de la Tierra, entre otras aplicaciones.

Asimismo, como parte del desarrollo futuro de Arecibo, recientemente se anunció la puesta en marcha de un programa de 2 millones de dólares para renovar su centro de visitantes e incorporar nuevas exhibiciones tecnológicas e interactivas.

Así pues, no caben excusas para no visitar el lugar, que con su incansable actividad de centinela del espacio exterior continuará alertando a la Tierra de futuras amenazas de meteoritos. Y gracias a Arecibo sabremos si llega una respuesta al mensaje de 1974, o de otras transmisiones que quién sabe si algún día despejarán la incógnita de si hay vida exterior o no, e incluso que se pueda hacer realidad el viaje por las estrellas que llevó a Jodie Foster a Vega y a otros rincones del Universo.