Beneficios emocionales
La lactancia materna contribuye a crear un vínculo afectivo y sensorial entre la madre y su hijo y la comunicación entre ambos. El contacto físico con la madre para un recién nacido le ayuda a sentirse más seguro.
Favorece el desarrollo cerebral y del sistema nervioso, mejorando la capacidad intelectual y la agudeza visual.
Diversas investigaciones apuntan a que parece ser que estos niños tendrán menos predisposición a las adicciones cuando sean mayores.
Beneficios nutricionales y en el crecimiento
La leche materna es la alimentación más completa para los lactantes. Tiene la composición ideal para el bebé aportando la cantidad ideal de agua, azúcares, grasa y proteínas que el bebé precisa para un crecimiento y el desarrollo óptimo. Evita, también, una ganancia excesiva de peso por lo que previene la obesidad en edades posteriores. Se ha identificado una proteína (adiponectina) en la leche materna que parece proteger de la obesidad, la diabetes y afecciones arteriales coronarias.
La digestión de la leche materna es mejor que la de las leches artificiales, salvo en bebés con problemas específicos o en madres con ciertas patologías, en cuyo caso deberá optarse por leches maternizadas.
La leche materna tiene una gran importancia en los lactantes prematuros los cuales se desarrollan mejor cuando son amamantados que cuando se les alimenta con leche artificial.
Algunos estudios sugieren que los niños alimentados con leche materna presentan un mayor desarrollo cerebral y mayor inteligencia que los que son alimentados con leche artificial.
También hay estudios que certifican una mayor capacidad visual lo cual se atribuye a algunos componentes de la leche materna como el ácido graso omega 3 DHA.
Beneficios relacionados con la inmunidad
La leche materna posee anticuerpos que protegen a los lactantes frente a las bacterias y los virus. Los bebés alimentados con leche materna combaten mejor las infecciones víricas y bacterianas, pero además, la leche materna inhibe la infección por un hongo, la Cándida Albicans, en recién nacidos. Este hongo produce con frecuencia infecciones en boca (muguet) y en el área del pañal.
Además, existe un menor riesgo infecciones (sobre todo gastrointestinales) que se pueden producir en los niños alimentados con leche artificial por una incorrecta manipulación e higiene de los biberones y tetinas.
Por su contenido en anticuerpos la leche materna parece disminuir el riesgo de presentar alergias. La prolongación de la lactancia materna hasta, al menos, los cuatro meses protege contra el asma y la atopia.
Incluso hay estudios que indican que la respuesta inmunológica en las vacunaciones es mejor en los lactantes amamantados.
Beneficios ante enfermedades crónicas
Múltiples estudios sugieren que los lactantes alimentados con leche materna pueden presentar menor incidencia de enfermedades crónicas como diabetes, celiaquía, enfermedad inflamatoria intestinal y asma.
Beneficios odontológicos
La lactancia ayuda al desarrollo correcto de los músculos faciales y los huesos maxilares del bebé. Cuando se produce la salida de los dientes de leche o dentadura primaria, los músculos de la cara, lengua y la forma de los maxilares juegan un papel muy importante en la posición de los dientes permanentes, aunque éstos aparecerán en la boca solamente varios años más tarde.
Tomar leche del pecho materno evita las caries del biberón. Son caries muy destructivas que se producen por contacto prolongado de los dientes del bebé con los líquidos del biberón: leche o zumos.