Vivimos en un mundo lleno de opciones.
El principal reto al que nos enfrentamos es que estamos continuamente decidiendo.
No hablo sólo de decisiones trascendentales que pueden marcar tu vida, como puede ser salir o no salir con alguien, que comenzará siendo un amigo o una amiga y que después puede transformarse en la madre o el padre de tus hijos, o de esa carrera universitaria que decides estudiar, o de esas decisiones que marcarán tu historia.
Hablo también de cada pequeña decisión diaria que tomamos, de cada acto del día, de cada uno de nuestros hábitos, de nuestros gestos.
El problema real es que el 90 por ciento de las decisiones que tomamos las hacemos de manera inconsciente y sin pensar, desde como le hablo a una persona, a como le explico, a cómo me tomo un café, a como me enfrento con ese desafío o a ese problema, etc.
En muchos de los aspectos de nuestra vida vamos de puntillas, tomamos decisiones sin medir su alcance a medio y largo plazo. Tenemos hábitos que sabemos que nos están perjudicando y que están tan enraizados en nosotros que ni nos los cuestionamos. Respondemos de manera colérica basada en el miedo, o con rabia y todo esto sin pensar las consecuencias.
¿Por qué hacemos esto?
Estamos educados a no pensar, a actuar, a no medir las consecuencias, creo que lo mejor que se le puede enseñar a un niño es a ser consciente de que “todo acto tiene una consecuencia” puede ser inmediata o a medio o largo plazo, pero todo tiene una consecuencia. Y por actos también hablamos de gestos, de entonaciones, de formas de actuar. Todo tiene consecuencias en el otro.
Si llegas a casa cansada o cansado, has dado lo mejor de ti ahí fuera, con clientes, compañeros, proveedores, etc. Y no has guardado un poquito de tu mejor energía para tu familia, y cuándo llegas sacas tu peor parte, estás irascible, malhumorada o malhumorado, porque tienes derecho a estar así, ha sido un día duro de trabajo, por lo menos que en mi casa que pueda desfogar, esa actitud en el corto, medio y largo tendrá consecuencias irreversibles, muy difíciles de solucionar.
Estás poniendo tu vida en manos del problema con el compañero, con el jefe, con el cliente, al final le estás dando el poder de tu vida a ellos. Si tienes un problema con un compañero y estás en casa con tus hijos y estás pensando en el problema con el compañero, no estás con tus hijos, estás con tu compañero, no te acuestas con tu pareja, te acuestas con tu compañero.
A esta forma de actuar en coaching le llamamos ser “reactivos”, que como explica Stephen Covey, las personas reactivas son aquellas personas que ante un estímulo reaccionan sin pensar, de manera automática, y reaccionando según lo que sienten en ese momento (cólera, miedo, angustia), anteponiendo sus sentimientos a sus valores, no dando importancia a sus valores.
Actuar de esta forma solo lleva al caos, ya que lo diferencia a una persona con Liderazgo Personal es su capacidad de saber la importancia de sus valores y gestionar las emociones en pro de sus valores.
Si esta persona que llega cansada y malhumorada a casa le hiciésemos la pregunta ¿Qué es lo más importante para ti? En un 99,9% de los casos se responderá <<mi familia>>. Pero ¿de verdad pensáis que con su forma de actuar su familia es lo primero?.
Cuándo se llega a casa irascible, irritable, por una mala gestión emocional interna, al final terminará pagándolo con alguien de las personas más importantes de su familia, amigos, etc, y es muy probable que la hiera y le haga un daño, un daño que con el tiempo se va convirtiendo en irreversible. ¿De verdad pensáis que esta triste persona es consciente de lo que hace?. ¿De verdad pensáis que para esta persona lo primero es su familia?
Su pensamiento no está alineado con sus actos, con lo realmente importante para ella o para él, y eso en la persona tiene consecuencias muy graves.
Quiero mucho a mi familia pero he tenido un día muy duro… Y al día siguiente igual, y al otro igual, y al otro… pasa los años… pasa la vida. Y no has sabido darle su lugar a lo realmente importante.
Es momento de decidir.
“DECIDE Y SERÁS LIBRE”
Si quieres que tus sentimientos dominen tu vida o que sea tú y tus verdaderos valores los que tomen el control de tus decisiones.
“TÚ TIENES EL PODER DE LA DECISIÓN”
Si estás atravesando una temporada reactivo o tu modo de actuar desde hace tiempo es reactivo, estás a tiempo de decidir, porque el poder es tuyo, no se lo cedas a nadie más.
¿Cuál de los dos caminos vas a ELEGIR?
“HOY ES UN BUEN DÍA PARA EMPEZAR”
¡FELIZ VIAJE!
Belén Vilchez. Coach.