Ginebra, 12 feb (EFE).- El profundo desacuerdo sobre el orden de prioridades con el que se deben abordar los puntos para una solución política en Siria mantienen estancado el proceso de paz, al impedir que el Gobierno y la oposición entren en negociaciones sustantivas sobre el futuro de este país.
El mediador internacional, Lajdar Brahimi, lo reconoció ayer, ocultando a medias su frustración de que, a tres semanas del lanzamiento de este proceso de paz, sus resultados sean imperceptibles, con la excepción del alivio humanitario en Homs, salpicado por constantes violaciones de una tregua temporal.
Para superar este punto muerto, el plan de Brahimi es entrar en un proceso de discusiones paralelas y así lo ha sugerido a las partes, pero una decisión de avanzar por esta vía todavía esta pendiente, según dio a entender en una breve comparecencia ante la prensa.
La delegación gubernamental volvió a encontrarse hoy, cara a cara, con la de la oposición -la primera vez en esta ronda- que está representada en estas negociaciones por la Coalición Nacional Siria (CNFROS), una alianza conformada mayormente por grupos de exiliados.
La oposición acusó esta mañana a la delegación de Damasco de negarse a discutir sobre una transición política en Siria, arguyendo que lo más urgente a tratar es cómo detener la violencia armada, que identifican con terrorismo.
“La oposición niega que haya grupos terroristas dentro de Siria y eso es inaceptable. Eso demuestra que no son serios a la hora de combatir el terrorismo y de cumplir con lo primero que indica el Comunicado de Ginebra”, afirmó el viceministro de Asuntos Exteriores de Siria, Faisal Makdad.
El Comunicado de Ginebra es la hoja de ruta acordada por Estados Unidos y Rusia para este proceso de paz y cubre aspectos humanitarios, de seguridad y políticos.
Según el portavoz opositor, Louay Safi, los representantes del régimen sirio dijeron que no cuentan con un mandato de su Gobierno para entrar en discusiones sobre la formación de un órgano de gobierno transitorio, lo que consideró un pretexto para no comenzar a hablar de lo que la oposición reclama.
Una manera de superar un desacuerdo tan profundo es abordar cada tema de forma paralela, de modo que un asunto no se convierta en un obstáculo insuperable para avanzar en el resto.
Lo que hoy ha quedado en suspenso es la decisión de las dos delegaciones de aceptar o rechazar ese formato de negociación.
En los próximos dos días, miércoles y jueves, las reuniones continuarán y de su resultado -o de la falta de él- dependerá la forma que adopte la reunión anunciada para este viernes en Ginebra entre Brahimi y los “número dos” de la diplomacia de EEUU y Rusia.
En principio no está previsto que las delegaciones negociadoras participen al mismo tiempo en ese encuentro trilateral, pero sí que éstas mantengan al menos contactos por separado con los enviados de ambas potencias.
En cualquier caso, Brahimi aclaró que no tiene la capacidad de imponer una agenda a las partes, que tienen que estar de acuerdo en lo que van a discutir para que exista una mínima esperanza de que lleguen a algún acuerdo.
De ocho días de negociaciones en la misma sala, el único resultado evidente ha sido la evacuación de civiles y la entrada de una cantidad limitada de ayuda a Homs.
Sin embargo, esa buena noticia ha sido contrarrestada por la continuación de bombardeos en Alepo, que han provocado un nuevo éxodo de refugiados hacia Turquía; y la matanza en una comunidad de la minoría alauí, a la que pertenece la familia del presidente Bachar al Asad, entre otros episodios de violencia.
Brahimi no adelantó a la prensa cómo piensa organizar las reuniones mañana, si volverá a reunir a las dos partes o qué tema planteará como punto de partida.
Por Isabel Saco y Sara Gómez Armas