Houston (TX), 12 oct (EFE).- No fue fácil, pero la española Marta Renilla, a sus 30 años, se ha convertido en una deportista ejemplar dentro de la hípica de Estados Unidos, donde sus triunfos son también el de todas las mujeres hispanas a las que se siente orgullosa de representar a través de un mundo tan especial y único como es la modalidad de la Doma Clásica.
Renilla no puede ocultar su emoción y expresión de cariño cuando recuerda que gracias a su madre Isabel fue como adquirió desde los ocho años la pasión por el mundo de los caballos y que poco a poco se fue transformando en el gran “amor” de su vida.
“Al principio me daba un poco de miedo, pero luego junto a mi madre, que fue una apasionada de los caballos desde los 30 años, que los comenzó a montar, adquirí su pasión por ellos”, recuerda Renilla con entusiasmo.
A pesar que por cargos profesionales de su padre Antonio Renilla tuvo que residir en distintas partes de España y del mundo, incluido México y luego Estados Unidos, Marta, gracias a su primer caballo de competición, llamado Isenbrant, un hannoveriano de 5 años, comenzó a participar en campeonatos nacionales, ganar medallas y lo más importante alcanzar el nivel de Gran Premio de doma clásica.
“Isembrant fue con el que me permitió dedicarme por completo a la doma clásica, aunque había hecho anteriormente todo tipo de modalidades dentro de la hípica”, explicó a Efe Renilla.
“Había adrenalina en los saltos, pero cuando conocí la doma clásica me pareció algo increíble y un reto alucinante”, aseveró.
Renilla es categórica cuando dice que tratar con los caballos no es nada fácil, sino todo lo contrario, algo muy complicado porque la realidad es que estás tratando con un “ser vivo”, además de lo que conllevaba haciéndolo con la doma clásica.
“Se trata de un baile clásico, una coordinación perfecta entre caballo y jinete, en cada uno de los movimientos, en cada segundo, en cada tranco, y la verdad que conseguir ese balance perfecto entre ambos, ese baile armónico es algo que lleva muchas horas, pero cuando se consigue te hace llorar”, destacó Renilla.
La amazona española, que reside en Woodlands (Texas), donde junto a su familia tiene una escuela y un club de hípica, reconoce que la competición de la doma clásica es muy dura y los resultados sólo llegan después de haber realizado un gran esfuerzo y por lo tanto la única meta que siempre se ha establecido ha sido llegar a la competición y hacerlo lo mejor que pueda.
Como los últimos que ha conseguido en torneos internacionales en Estados Unidos con el caballo “Presumido”, un semental de 10 años, de pura raza español del ganadero Pablo Vázquez, que es su gran “amor”, el que le rompe el “corazón” y con el que aspira a estar en unos Mundiales o Juegos Olímpicos.
“Es el caballo que me ha llevado a los niveles más altos que nunca me imaginé llegar, que dome desde los seis años, ahora tiene 10 y mucho futuro por delante. Nos entendemos perfectamente, confío en él ciegamente, le quiero y es el que creo que puede llegar a triunfar”, destacó Renilla y agregó que “sólo tengo que verlo y montarlo unos trancos para darme cuenta si está bien, triste, que humor tiene”.
Precisamente el tener a “Presumido” y a su segundo preferido “Místico”, un caballo hispano-portugués, de siete años, al que ya prepara para el nivel de Gran Premio, Renilla tiene no sólo la ilusión sino el convencimiento que puede aspirar a estar en los próximos Juegos Olímpicos de Brasil 2016.
“Tengo el caballo, las fuerzas y la ilusión de luchar por la oportunidad de estar en Brasil”, admitió Renilla.
“Competimos al nivel de Gran Premio, el máximo de doma clásica, en el plano internacional, en Estados Unidos, pero siempre representando a España”, explicó.
Renilla tampoco tiene ninguna duda que la personalidad y la manera de ser de la mujer latina es “ideal” para el deporte de la hípica y especialmente en la modalidad de la doma clásica.
“Creo que el cariño que por lo general tenemos y la mutua pasión que demostramos a la hora de interactuar con gente y reírnos, querer, socializar, nos ayuda”, valoró Renilla.
“Las mujeres latinas por lo general tienen mucho más apego y aprecio, nos gusta mucho más el contacto y por esa regla de tres vas a tener mucho más contacto con un ser vivo que es el caballo y el lo va a valorar cuando lo montes”, detalló.
Renilla no tiene tampoco duda que las jóvenes latinas pueden demostrar también todo su talento en una especialidad deportiva como la hípica porque además es algo que te “engancha”.
“Mi consejo es que lo intenten porque cuando te engancha es lo mejor que te puede pasar en tu vida”, subrayó Renilla.
“He sido la mujer más feliz del mundo desde que conocí a los caballos, y lo sigo siendo, y creo que moriré siendo la mujer más feliz del mundo, gracias a los caballos”, concluyó.