Durante la el periodo de la lactancia aumentan para la madre los requerimientos en cuanto a nutrición, ya que es necesario un esfuerzo metabólico importante para hacer frente a las necesidades de la madre, pero sobre todo para las necesidades derivadas de la formación de la leche, destinándose durante los meses que dure la lactancia gran parte de los recursos a esta producción láctea. Durante esta etapa la alimentación de la madre debe ser variada, equilibrada y completa y más rica en energía, grasas, proteínas, vitaminas y minerales. Esto influirá en la cantidad y características de la leche. Una madre desnutrida tendrá un desgaste físico importante a la hora de producir leche y afectará su propia salud ya que una mujer desnutrida que no recibe el aporte nutricional adecuado producirá leche a expensas de sus propias reservas, pudiendo sufrir descalcificación ósea entre otras carencias. Normalmente la leche varía poco en su composición pero en los casos de desnutrición afecta la cantidad y/o calidad de la leche y ello tiene repercusiones negativas sobre el adecuado desarrollo del niño.
Necesidades energéticas
Durante la lactancia la ingesta calórica debe aumentar unas 500 Kcal/día sobre la ingesta recomendada según peso, edad y actividad, durante los 6 primeros meses, para descender a un aporte extra de 400 Kcal/día de los 7 a los 9 meses.
Necesidades de hidratos de carbono
Los cambios que produce la lactancia en el metabolismo materno aconsejan una ingesta de 210 gr/día de hidratos de carbono. Dentro estos se presta especial atención a la fibra que debe establecerse en 29 g/día cuando la mujer está en época de lactancia. Se aconseja que la fibra se ingiera en forma de verduras, frutas, legumbres y cereales, en vez de con suplementos.
Necesidades de proteínas
Durante la lactancia se considera que una ingesta diaria de 70 gr de proteínas de calidad es suficiente para hacer frente a esta etapa. Esto casi duplica la cantidad de proteínas recomendadas en las mujeres no lactantes que se establece en torno a los 46 gr/día de proteína.
Necesidades de grasas
Ácidos grasos saturados, monoinsaturados y colesterol: No es necesaria una suplementación durante el embarazo ya que son sintetizados por el organismo. Eso sí, se recomienda mantener ingestas de ácidos grasos saturados por debajo del 10% de la energía total.
Ácidos grasos poliinsaturados: El Institute of Medicine de Estados Unidos recomienda que durante la lactancia la mujer realice una una ingesta adecuada de ácido linoleico (LA omega 6) de 13 g/día. Este nutriente se encuentra en aceites vegetales (girasol, soja, maíz) y en menor cantidad en la leche, algunos frutos secos, o aguacate. También recomienda una ingesta de ácido alfa linolénico (ALA omega 3) de 1,3 g/día. Este nutriente se encuentra en el aceite de lino o linaza, aceites de sacha inchi o chía.
La ingesta de ácidos grasos omega 3 EPA+DHA debe aumentarse en 100-200 mg de DHA durante la lactancia para compensar las pérdidas en la producción de leche, según las directrices actuales de la ESPGHAN coordinado con el Grupo Internacional de Expertos de recomendaciones en la composición de la fórmula infantil, el Codex Alimentarius.
La evidencia epidemiológica reporta una asociación entre mayores niveles de consumo de pescado por parte de la madre durante el embarazo y los resultados mayores de la media en el desarrollo del niño especialmente en la función visual y cognitiva con un mayor desarrollo del lenguaje y la comprensión verbal y el desarrollo psicomotor.
Otras necesidades
La formación de leche requiere una ingesta elevada de líquidos. Se aconseja que esta ingesta se haga sobre todo a base de agua, siendo la ingesta adecuada de 3,8 litro de agua al día. Por otra parte la madre debe evitar el consumo de sustancias que pueden pasar a la leche como algunos medicamentos.
Ximena Lopez