Thais Hernández.
Compleja la situación. No se ve luz después del túnel. Cada uno actúa como si el otro no existiera. El objetivo, derrotar al adversario. Dejarlo en el esqueleto, achicado, menguado. No hay camino que los acople. Ni meta que los acerque. Uno busca derrocarlo. El otro mantenerse ¡Como si existieran dos países, dos territorios, dos repúblicas, dos poblaciones.
Hasta los símbolos de la patria los presentan diferentes. Para uno, las estrellas de la bandera están en forma convexa para los otros en forma cóncava. Solo la Vinotinto con su Subcampeonato en la Sub20 les ha unido momentáneamente.
¡Pero esto es altamente emocional e inmediatista! Delirante. Les acerca la hazaña deportiva de los chamos. Allí hay pureza, dignidad y el más alto espíritu deportivo-venezolano. Victoria que ambos quieren apropiarse. Les divide el sistema político. Uno, socialismo y el otro capitalismo.
¿Por qué no se sientan a conversar? Porque cada quien ahora tiene trazada su ruta y su puerto. La oposición anda tras un quiebre de la estabilidad institucional. Pareciera que busca un alzamiento militar o una intervención extranjera. Quiere provocar un desencadenante para un golpe de Estado. Agudizar la crisis. Hacer estallar al Estado. Ya tiene de su lado dos órganos del Estado, el Poder Legislativo y parte del Poder Moral.
Esto no es cualquier cosa. Convocan a una huelga general quizás puesta la mira en una insurrección popular o rebelión militar. Siguen las manifestaciones y protestas en la calle y continúa el trabajo internacional y nacional para aislar a la nación y fortalecer una imagen de Gobierno dictador, narco y mafia corrupta e incompetente.
¿Ha sido un error de la oposición no postularse a la constituyente? ¿Se repite el nefasto error de 2005, con la negación de participar en la elección para la Asamblea Nacional? Estamos cerca de saberlo… La abstención fue del 75% ¿Cuánto será ahora? En todo caso, y aunque es difícil y aventurado pronosticar el futuro, no obstante sea tan inmediato, ya se ve en el horizonte la controversia entre la Asamblea Nacional y la Asamblea Constituyente.
Por lo que pintan las realidades y perspectivas la crisis continuará en todos los órdenes. Ante este oscuro futuro hoy más que nunca se justifica un diálogo y programa de convivencia. Un acuerdo para regresar a la lucha política democrática, institucional y constitucional. Que pudiera abarcar, entre otros, la restitución de las elecciones como mecanismo para resolver los conflictos políticos.
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