Políticos, empresarios y deportistas argentinos caen en la “Franciscomanía”

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Jorge Ramirez, presidente del Club Deportivo y Social Papa Francisco posa con una camiseta de su equipo antes de un encuentro amistoso ante el Argentino de Quilmes, en Bernal, provincia de Buenos Aires (Argentina). En vísperas del primer aniversario de la asunción de Jorge Bergoglio, el club Deportivo y Social Papa Francisco estrena su indumentaria oficial. EFE/Archivo

Buenos Aires, 8 mar (EFE).- El nombramiento de Francisco no solo desató fervor religioso en su natal Argentina, sino que también disparó una “Franciscomanía” entre multitud de políticos, deportistas y empresarios argentinos que se “dieron codazos” por hacerse la foto con el pontífice durante este primer año de papado.

Pese al esfuerzo de Bergoglio por convertir la figura del papa en nada más que un “simple pastor”, la sociedad argentina ha sentido la fiebre de tener a un porteño en la Silla de San Pedro.

El excardenal de Buenos Aires ha recibido en el Vaticano a personajes de todos los estratos de la sociedad argentina, desde la presidenta Cristina Fernández a trabajadores del gremio de cartoneros (recolectores callejeros de residuos), pasando por la selección de fútbol que capitanea Messi. “Es algo común, siempre hay gente que va a sacarse la foto, sobre todo con un papa que tiene tanto impacto en la gente”, dijo a Efe el legislador porteño Gustavo Vera, amigo de Bergoglio desde hace unos siete años.

Tras pasar una semana con él en la residencia papal de Santa Marta, Vera afirmó que Bergoglio “sigue siendo el mismo, no se la cree” y que lo principal es la “revolución de sentido común” que lleva a cabo.

Cristina Fernández fue la primera jefa de Estado en ser recibida por Francisco, el 18 de marzo. Una reunión de 20 minutos y un almuerzo inauguraron una nueva era de las relaciones entre Bergoglio y el kirchnerismo, con el que hasta entonces había mantenido una relación tensa por la aprobación de las leyes sobre aborto y matrimonio igualitario.

Tras regresar a Argentina, Fernández contó que se había sentido “más argentina que nunca”, pero Francisco renunció a visitar su país en 2013 para no convertirse en una baza proselitista más en la campaña electoral de los comicios legislativos del pasado octubre.

Su primer viaje a Latinoamérica como papa, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud en julio, se limitó a Río de Janeiro, donde Fernández acudió con el principal candidato electoral del oficialismo, Martín Insaurralde.  La foto de este encuentro empapeló Buenos Aires los días posteriores, pese a que el Gobierno negó haber impulsado esta iniciativa.

Desde la oposición también buscaron a Francisco y políticos como el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, de la conservadora Propuesta Republicana, o Fernando “Pino” Solanas, de la coalición de centro-izquierda Unen, tuvieron su hueco en la agenda del primer año de pontificado. “A un año de ser papa ha hecho cambios muy importantes y ha renovado la esperanza”, dijo a Efe el argentino Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz, quien ha visitado a Bergoglio en Roma dos veces y le define como “muy humilde, muy amable” en el trato personal.

En su último encuentro, Pérez Esquivel acudió para acompañar al líder indígena argentino Félix Díaz y a su esposa, quienes, pese a no ser católicos, intercambiaron puntos de vista sobre la situación de los pueblos originarios con Francisco.

“Es un hombre que esta abierto” a recibir a la gente, afirmó el Nobel, aunque reconoce que “algunos especulan con sacarse la foto con el papa”, más que acompañarle y apoyarle en su labor.

“Incluso muchos políticos que le maltrataban, hoy van corriendo al Vaticano”, apuntó Pérez Esquivel.

Empresarios argentinos también presentaron sus simpatías a Francisco, como la delegación de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM) que acudió al Vaticano para regalarle una imagen de Santa Bárbara, patrona de los mineros.

Sin embargo, el pontífice se inclina más a prestar oídos a los desfavorecidos, como los cartoneros del Movimiento de Trabajadores Excluidos, quienes fueron invitados al Vaticano en diciembre.

Otros en sumarse a la “Franciscomanía” fueron los deportistas, principalmente desde el deporte rey en Argentina, el fútbol, del que el propio Bergoglio se declara aficionado.

La selección albiceleste visitó el Vaticano, pero también los miembros del club al que Francisco sigue desde su infancia, el San Lorenzo de Almagro, que viajaron a la Santa Sede para ofrecer al pontífice la recién conquistada copa del Torneo Inicial argentino.

El boxeador argentino “Maravilla” Martínez obsequió al papa en Roma con un cinturón de edición especial del Consejo Mundial de Boxeo y el tenista Juan Martín Del Potro intercambió con Francisco una raqueta por un rosario.

El excardenal de Buenos Aires fue elegido papa el 13 de marzo de 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI al frente de la Iglesia Católica, y pasará el primer aniversario de su designación en retiro espiritual.

 

Por Nerea González

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