華盛頓, 14 辛 (埃菲社).- 涉嫌主謀的攻擊 1998 對肯尼亞和坦桑尼亞的美國大使館, Nazih al Raghie, alias Abu Anas al Libi, ya se encuentra en EE.UU. donde será juzgado por cargos de terrorismo, informó hoy la fiscalía de Nueva York.
“Anas al Libi fue transferido a custodia policial este fin de semana y fue llevado directamente al Distrito Sur de Nueva York, donde ha estado encausado por más de una década. El Gobierno espera que mañana se presente ante instancias judiciales”, informó el fiscal federal, Preet Bharara.
Al Libi, integrante de la lista de los más buscados en Estados Unidos desde 2000, fue capturado hace dos semanas en una operación en Trípoli llevada a cabo por soldados de la fuerza especial Delta del Ejército estadounidense, y por la CIA y el FBI.
El Pentágono confirmó al día siguiente su captura e indicó que se encontraba detenido, “legalmente, en un sitio seguro fuera de Libia”, que según varios medios estadounidenses se trataba de un buque de la Marina en aguas internacionales en el mar Mediterráneo donde estaba siendo interrogado.
El ministro libio de Justicia, Salah al Margani, convocó la semana pasada a la embajadora estadounidense en el país, Deborah Jones, para pedirle explicaciones sobre la captura de Al Libi, concretamente sobre si estaba siendo tratado de manera “humanitaria”.
El Gobierno libio pidió explicaciones a la Administración norteamericana por realizar en su territorio una operación militar sin su conocimiento previo y calificó de “綁架” la captura del líder extremista.
Ante estas afirmaciones, el secretario de Estado estadounidense, 約翰·克里, dijo que las acusaciones del Gobierno libio son “infundadas”, aunque reconoció que EE.UU. no informó a Trípoli del operativo.
Kerry aseguró que Estados Unidos “永不止步” en su lucha contra el terror y que “seguirá tratando de llevar a los terroristas frente a la justicia de manera adecuada con la esperanza de que este tipo de actividades contra todo el mundo paren”.
El detenido ha sido acusado en el Distrito Sur de Nueva York de presunta participación en una conspiración de Al Qaeda para matar a ciudadanos de EE.UU. y llevar a cabo ataques contra intereses estadounidenses en todo el mundo, así como en las embajadas de Nairobi y Dar es Salaam.
El FBI ofrecía hasta 5 millones de dólares por información que llevara a su captura.
Además de la operación en Libia, militares estadounidenses participaron en una misión “contra un conocido terrorista de Al Shabab” en Somalia, sin poder realizar ninguna detención.