¿Tienes pensamientos persistentes que te llevan siempre al mismo sitio?

Tanto en coaching ejecutivo como en coaching personal o educatico tratamos de hacer consciente todo lo que nos perjudica y lastima, saber que pensamientos tengo, y que hacen esos pensamientos con nuestras conductas es de las prioridades que como coach trabajo con mis clientes.

Como herramienta fundamental para tomar conciencia usamos la inteligencia emocional, conocer nuestras emociones, saber que las provoca, conocer que pensamientos añadimos a estas emociones, nos ayuda a poder gestionarlas y decidir sobre ellas.

Hoy os muestro como identificar y gestionar esos pensamientos que sabemos que aparecen de forma continua y constante en nuestra mente.

Estos pensamientos reiterativos son algo “normal” en el ser humano y no les damos importancia porque aunque repetitivo no son considerados una obsesión, pero en coaching les damos mucha importancia ya que nos limitan y nos hacen mucho daño a nosotros mismo y a nuestro entorno, por eso es importante trabajarlo.

Pero en ocasiones (crisis, separaciones, traiciones, procesos de cambio…) estos pensamientos se pueden volver obsesivos y entonces es cuando realmente nuestra vida puede sufrir graves consecuencias.

Si estás atravesando una crisis por distintos motivos y te encuentras encerrado en tus pensamientos, es momento de idenficar que te pasa y ponerte en “ACCIÓN”.

Es importante que empieces a tomar medidas antes de que tus pensamientos hayan destrozado tu vida.

En Coaching sabemos lo importante que son los pensamientos, nuestra premisa es que “eres lo que piensas”. Por eso te invito a empezar a trabajar sobre tus pensamientos y a saberlos gestionar para “ser quien realmente quieres ser”.

EL PENSAMIENTO OBSESIVO Y SUS CONSECUENCIAS:

Pensar repetidamente en nuestros problemas y sus sentimientos asociados lejos de darnos la solución lo que hace es reabrir y nutrir nuestras heridas emocionales.

Tiene cuatro consecuencias fundamentales:

Intensifica nuestra tristeza, lo que hace que la vivamos más tiempo de lo que tendría que durar.

Intensifica nuestra ira.

Inhibe muchos de nuestros recursos emocionales e intelectuales, como son la motivación, la iniciativa, la concentración y el rendimiento intelectual.

Suele acabar con la paciencia y perjudicando las relaciones más importantes de nuestro entorno.

1.-EL EXCESO DE REFLEXIÓN Y LA TRISTEZA AMIGOS ÍNTIMOS:

Reflexionar sobre el mismo problema constantemente va realimentando la preocupación y cuánto más nos preocupemos más necesitamos pensar, es un circulo tóxico que no conduce a ningún sitio.

“Centrarnos en exceso en los sentimientos y las experiencias dolorosas puede perjudicar nuestro estado de ánimo, distorsionando las percepciones de nuestra vida en sentido negativo y como consecuencia nos puede hacer sentir indefensos y sin expectativas positivas, sin esperanzas”.

2.-EL EXCESO DE REFLEXIÓN AVIVA LAS LLAMAS DE LA IRA:

“Cuánto más pensamos en lo que suscitó nuestro enfado, más nos enfadamos (alimentamos la ira) y cuanto más nos enfadamos más crece nuestra tristeza”.

Contarle a todo el mundo nuestros problemas una y otra vez, explicar nuestros sentimientos y experiencias continuas de decepción, enfado, frustración, nos hace entrar en una espiral de negatividad, nos enfurece y alimenta continuamente esa negatividad.

Diversos experimentos confirman que cuándo nos encontramos ante un bucle de pensamientos negativos, de reflexiones depresivas, a lo que Daniel Goleman lo llama “secuestro límbico”, sucede que:

“la calidad de vida del sujeto suele verse muy afectada así como la de todo su entorno de personas importantes para él, pareja, hijos, familiares y amigos. No siendo justo para nuestras parejas y miembros de la familia, ya que estos pensamientos nos llevan a la furia y a la irritabilidad continua.

3.-EL EXCESO DE REFLEXIÓN LIMITA NUESTROS RECURSOS:

La reflexión recurrente activa tal cantidad de melancolía e introversión que consume muchísima energía mental.

La reflexión recurrente mina nuestra atención y concentración, nuestra capacidad resolutiva y nuestra motivación e iniciativa. Además, la falta de asertividad para decidir se cobra un alto precio en  nuestra salud física y mental.

Se descubrió que las mujeres con tendencia  a la reflexión, tras descubrirse un bulto en el pecho, tardaron dos meses más en acudir al médico, que las que no tenían esa tendencia, una diferencia vital.

“El exceso de reflexión provoca que nos estanquemos en nuestras emociones negativas hasta que nos sentimos tan consumidos por ellas que llegamos a percibir nuestra vida, experiencias y perspectivas de futuro de manera realmente sombría”.

Si usamos la bebida, el alcohol u otras sustancias para controlar las emociones, los pensamientos recurrentes que provocan las emociones siguen intactas y lo único que hacemos es aumentar el riesgo de seguir manteniendo esa nociva lesión psicológica.

4.-NUESTROS SERES QUERIDOS PAGAN NUESTRA REFLEXIÓN OBSESIVA:

Nuestra reflexión recurrente suele producir desgaste, no solemos darnos cuenta de lo mucho que necesitamos hablar constantemente de lo mismo, lo que puede ahuyentar a nuestros amigos y familiares más queridos.

Hablar de forma machacona de lo mismo puede acabar con la paciencia y la compasión de nuestro entorno por mucho que nos quieran, y eso normalmente no nos lo tomamos bien y no lo aceptamos, si nos quieren deberían de escucharnos y comprendernos.

Cuando un amigo quiere ayudarte y escucharte, pone todos sus esfuerzos en ti. Si tú constantemente sigues con lo mismo, le estás diciendo a tu amigo que todos sus esfuerzos son vanos, que no puede ayudarte ya que tú siempre estás en el mismo sitio, con el mismo problema y que todos sus esfuerzos en ti no han servido para nada.

“Es importante comprender esto, para que empecemos a cuidar a las personas de nuestro entorno, saber que tus pensamientos lejos de acercarte  a tus personas y de solucionar el problema, lo que hacen en entorpecer tu vida y hacerla más difícil”.

¿Y AHORA?

¿QUÉ HAGO?

¿CÓMO ACTÚO ANTE UN SECUESTRO LÍMBICO?

   1.-  Ponle nombre al torrente de emociones que sientes cuándo empieza a aparecer. Ya está aquí… la tormenta, el monstruo, el increíble Hulk, la cosa, el desprecio, la ira, la furia….

         Un nombre que identifique qué te hace sentir cuándo empieza.

   2.-  ¡Mira al pajarito!

         Cuándo aparezca “el monstruo” distráete con otra cosa de forma consciente y ve dejando que pase el torrente emocional.  Incluso puedes hablarle y decirle, fuera monstruo (o el nombre que hayas elegido), no vas a destrozar mi día, mi vida, este momento….

         No es sano intentar suprimir los pensamientos, está demostrado que esto solo los hace más fuertes, estamos hablando de hacernos conscientes de lo que pensamos y empezar a gestionar y a elegir lo que pensamos.

La prohibición actúa como un imán para el pensamiento obsesivo.

La distracción es un recurso de gran eficacia.

Hacer tareas que requieran nuestra concentración, deporte, estar con gente, hacer puzles, pintar… ROMPE LA CADENA DE PENSAMIENTOS RECURRENTES.

La distracción reequilibra la calidad de nuestro pensamiento y nuestra capacidad para resolver problemas.

Nos puede servir ejercicios breves como un tres en raya en el móvil, para romper esa cadena de pensamientos e incluso para mejorar el humor.

Tendremos que probar y saber que distracciones nos vienen mejor según qué cadena de pensamientos tengamos.

3.- Analiza a qué personas de tu entorno estas perjudicando con tus pensamientos recurrentes.

Hablarlo con ellas, decidles que no eras consciente de tu conducta y de las repercusiones negativas que podía tener el hablar continuamente de tu problema y que la próxima vez que saques el tema que te lo digan y que te recuerden que “pares”.

Tú te conoces, sabes cuándo no has estado así.

Sabes que has perdido un control que antes tenías sobre tus pensamientos y ahora van por su cuenta.

Es momento de tomar medidas.

¡ACTÚA! ¡NADIE HA DICHO QUE SEA FÁCIL! PERO… ¡ES POSIBLE!

Y TÚ ¡LO VAS A HACER!

ERES HUMANO/A Y ESTO ES HUMANO…

SOLO… HAY QUE PONERLE SOLUCIÓN

Cuándo consultar con un especialista.

Si una vez que tomas conciencia de la importancia de controlar estos pensamientos obsesivos, lo intentas durante un tiempo y no “consigues” ningún avance, sería bueno consultar con un especialista.

Los pensamientos obsesivos están muy vinculados  a la depresión, si crees que puedes estar deprimido, con un estado anímico alicaído constante, con sentimientos de desamparo o desesperanza hacia tu futuro, o con desórdenes de alimentación o sueño, busca a un terapeuta, te dirá si necesitas tratamiento.

Si en cualquier momento la tensión emocional, la tristeza, la ira, te llevaran a hacerte daño a ti o a los demás, busca ayuda inmediatamente o acude a urgencias.

Fuente: Guy Winch

En Sphera Coaching te ofrecemos herramientas que serán un gran apoyo para que puedas llegar hasta dónde tú quieras llegar. Nuestra meta es tu felicidad.

Belen Vilchez

Tu Coach

———————————————-

USA Hispanic no se responsabiliza del contenido de los artículos de opinión, siendo cada autor responsable de sus propias creaciones.

ad

No hay comentarios

Dejar respuesta