Se espera que el Papa Francisco defienda a los indígenas perseguidos en el pasado y presente, durante su próximo viaje a Chile y Perú, que también tiene como objetivo impulsar a la iglesia católica local de ambos países afectada por escándalos sexuales infantiles. El vigesimosegundo viaje del Papa argentino al exterior y el sexto a América Latina le permitirán enfrentar todo, desde las amenazas del cambio climático hasta la industria minera, pero la incómoda situación política en ambos países requerirá un enfoque más delicado.
Chile está en transición después de la victoria presidencial del multimillonario Sebastián Piñera, quien se topó con un tramo profundamente conservador de la sociedad, contrariado por el apoyo de su predecesora de centroizquierda al matrimonio homosexual y el aborto. Francisco se sentará con la presidenta saliente Michelle Bachelet más informalmente y luego se encontrará con Piñera, quien asumirá en marzo.
También tendrá una reunión privada con dos víctimas del régimen del difunto dictador Augusto Pinochet. Por su parte, Perú se ha visto sacudido por las protestas después de la muy polémica liberación este mes del ex presidente Alberto Fujimori después de cumplir menos de la mitad de una sentencia de 25 años por abusos contra los derechos humanos.
La decisión de indultarlo fue tomada por el presidente Pedro Kuczynski, acusado de mentir para ocultar vínculos con la empresa constructora brasileña Odebrecht que admitió la participación del mandatario en casos de corrupción a gran escala. Perú también ha estado en los titulares después de la decisión del Vaticano esta semana de tomar el control de un movimiento católico cuyo fundador es acusado del abuso sexual y psicológico de menores.
Francisco ha sido criticado por los grupos de apoyo a las víctimas por permitir que Luis Fernando Figari se retire discretamente en Roma. No hay una reunión oficial con las víctimas programadas, aunque el Papa puede encontrarse con algunas de ellas lejos de la mirada de los medios. Lo más destacado de su viaje del 15 al 21 de enero serán las reuniones con representantes de los pueblos indígenas.
En Temuco, Francisco conversará con nativos mapuches -alrededor del siete por ciento de la población chilena- que habitaron un vasto territorio antes de la llegada de los colonos españoles en 1541, y han protestado durante mucho tiempo por la pérdida de sus tierras ancestrales.
No todos estarán contentos de verlo: un grupo radical de activistas en la región de Auracania ha llevado a incendiar granjas y camiones de madera, así como a incendiar iglesias. En Puerto Maldonado, un pequeño centro comercial de la selva amazónica en el sureste de Perú, Francisco recibirá a unos 3.500 indígenas de áreas que se extienden hasta Bolivia y Brasil. El Papa consciente de los problemas medio ambientales tiene una debilidad por el Amazonas y tendrá una asamblea especial de obispos de la región el próximo año en un intento por apoyar a los pueblos indígenas y poner el centro de atención en uno de los “pulmones” verdes del mundo.