Papa visita comunidad indígena en Perú y advierte sobre el presente y futuro del Amazonas

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El Papa Francisco ha utilizado una visita a Perú para sonar una advertencia sobre la presión sobre la Amazonía y sus pueblos que representan los intereses comerciales. Les dijo a los indígenas en el pequeño pueblo de Puerto Maldonado que la región nunca había estado tan amenazada. Los ancianos tribales lo llamaron para ayudar a protegerlos, diciendo que estaban siendo expulsados ​​de sus tierras.

El pontífice llegó a Perú desde Chile, donde se vio envuelto en una disputa sobre el abuso sexual clerical. Se enojó al acusar a las víctimas de un sacerdote pedófilo de difamar a un obispo al que acusan de tratar de encubrir los crímenes del sacerdote. El Papa argentino, de 81 años, está en el segundo y último tramo de una gira de una semana por América Latina. Miles de personas de toda la cuenca del Amazonas en Perú, Brasil y Bolivia así como gente de los países más lejanos al sur de Sudamérica como Argentina, Paraguay y Uruguay viajaron  miles de kilómetros para reunirse con él.

El Papa movilizó a peregrinos de la Iglesia Católica para ver su despliegue de paz y el mensaje de esta. “Los pueblos nativos amazónicos probablemente nunca han estado tan amenazados en sus propias tierras como lo están en la actualidad”, dijo Francisco a un público entusiasta. Con su discurso salpicado por los aplausos y los golpes de los tambores el Papa prosiguió indicando que “el Amazonas es un territorio que está siendo disputado en muchos frentes. Por un lado, la presión que ejercen los grandes intereses comerciales que buscan petróleo, gas, madera y oro y por el otro, la amenaza contra los territorios también proviene de la perversión de varias políticas que promueven la conservación sin considerar a los humanos. Sí, para algunos, se te considera un obstáculo o un disturbio, pero todos ustedes son el grito de la conciencia”, recalcó Francisco.

“Entran en nuestros territorios sin preguntarnos y sufrimos mucho y moriremos cuando perforen nuestras tierras para recuperar el agua de metal negro”, le dijo personalmente al Papa, Yesica Patiachi, una representante indígena peruana. “Sufriremos cuando envenenen y arruinen nuestros ríos, convertidos en agua negra de muerte. Los de afuera nos ven como personas débiles e insisten en quitarnos nuestro territorio de diferentes maneras. Si logran llevarse nuestras tierras, podríamos desaparecer”.

Madre de Dios, la región alrededor de Puerto Maldonado, ha sido afectada en los últimos años por la extracción de oro no reglamentada, lo que genera niveles peligrosos de mercurio en los ríos. Activistas y tribales han sido atacados por madereros ilegales y traficantes de drogas en otras partes de la Amazonía peruana. Las reservas de gas de Camisea en la región de Cusco son codiciadas por compañías extranjeras legales. “Tenemos que romper con el paradigma histórico que ve a la Amazonia como una fuente inagotable de suministros para otros países sin preocuparse por sus habitantes”, agregó el Papa Francisco el viernes.

Previamente el Papa estuvo de visita por Chile en donde visitó la ciudad norteña de Iquique, y dijo que “no hay pruebas” de que el obispo Juan Barros haya ocultado los abusos del padre Fernando Karadima.

Una de las víctimas del padre Karadima es Juan Andrés Murillo quien respondió diciendo a la prensa internacional que las palabras del Papa eran inaceptables. “El Papa llamó a nuestras declaraciones contra la ‘calumnia’ de encubrimientos del obispo Barros”, aseguró.

“Como confirmamos con nuestros abogados, ‘calumnia’ es la imputación de un hecho falso. Esto es grave y no podemos aceptar eso”. La Iglesia Católica sufrió un golpe en el cuerpo en Chile en 2010 cuando Karadima fue acusado públicamente de molestar a varios adolescentes en Santiago, en la década de 1980.

En 2011, el Vaticano lo declaró culpable y lo sentenció a una vida de penitencia y oración. Nunca enfrentó un enjuiciamiento penal en Chile porque había pasado demasiado tiempo, pero el juez que escuchó el testimonio de las víctimas en una investigación de un año de duración los describió como veraces y confiables.

 

 

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