El sistema de lavado de dinero de las Maras Salvatruchas

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Distintas denuncias en El Salvador y Honduras revelan cómo los recursos ilícitos de la MS-13 entran al sistema financiero mediante operaciones con vehículos usados, bienes raíces, y otros comercios como hoteles y restaurantes, préstamos y pequeñas transferencias

En un operativo que se realizo días atrás en El Salvador que resultó en 77 arrestos, 106 vehículos incautados y 34 cuentas bancarias congeladas, el gobierno salvadoreño atacó las tenencias financieras de la pandilla, exponiendo el enriquecimiento de sus líderes y enviando un mensaje a las bases empobrecidas. El mensaje es claro, “debes saber que tus líderes viven de forma diferente a la tuya”.

Aunque la economía delictiva de la Mara Salvatrucha (MS-13) se concentraba en la extorsión y el narcomenudeo, en los últimos años ha incorporado una novedad: “una estructura financiera que llevó al aumento de las rentas de la pandilla en la región”, denunció la empresa de seguridad financiera, InSight Crime. Su fin principal es el lavado de dinero. Su consecuencia, un mayor peso de esta banda violenta en la sociedad donde ingresan sus fondos ilícitos al sistema legal.

Ese armado para poner en circulación los fondos ilícitos “no sólo representa una nueva fuente de ingresos en sí mismos”, según el sitio especializado en el crimen organizado, sino que también ayuda a fortalecer la presencia de los mareros “en la economía legal e incrementado el control social, político y económico de las pandillas en las comunidades en las que operan”. La compra y la operación de moteles, por ejemplo, ha superado en ocasiones a la extorsión y el tráfico.

La herramienta más antigua que la MS-13 usa para lavar dinero es el robo y la venta de vehículos usados: lo hace desde comienzos de la década de 1990. En general se concentra en El Salvador, donde llegan automóviles desde Honduras, México y Estados Unidos. Se compran, se restauran y se venden en lotes.

El Salvador es un país de 6.3 millones de personas y tiene la tasa de asesinatos más alta en el hemisferio debido a la sangrienta disputa entre sus pandillas y las fuerzas de seguridad. La información confiable es escasa. En el pasado, los gobiernos han tratado de debilitar a las pandillas -que tienen alrededor de 70,000 miembros en El Salvador pero se extienden mucho más allá de sus fronteras- al tomar medidas enérgicas en las calles y en las cárceles.

La MS-13 invierte en bienes raíces con fines de lavado. “Usualmente las regulaciones para las transacciones financieras en este comercio son pocas”, advirtió InSight Crime. Con la ventaja extra, sobre otras industrias, de que “permite mover grandes cantidades de dinero de una sola vez”. Algunas propiedades, como los moteles y los prostíbulos, podrían ser útiles para reuniones de la pandilla, para escondites de sus miembros y para escenario de homicidios. Los investigadores salvadoreños se enfocaron primero en los ingresos que la Mara Salvatrucha obtiene mediante extorsión, y luego recurrieron a una red de negocios supuestamente utilizados para lavar el dinero: concesionarios de autos usados, moteles, burdeles, dos grandes compañías de autobuses urbanos, docenas de piratas taxis, restaurantes, bares y un puesto de frutas y verduras.

Algunos de los acusados ​​tienen contactos comerciales en Estados Unidos, donde la Mara Salvatrucha tiene una fuerte presencia en Los Ángeles y Washington DC. La pandilla también está involucrada en el tráfico de drogas y armas a pequeña escala, dijeron las autoridades.

En primer lugar los mareros tienen testaferros, según establecieron los fiscales salvadoreños, para comprar inmuebles y terrenos. Y en segundo lugar muchas veces los explotan: hoteles, bares, restaurantes, estacionamientos, por ejemplo. Los administradores que crean estos negocios desde cero entregan ganancias y devuelven la inversión a los pandilleros, como si fueran socios.

Muchos de los pequeños comercios que históricamente sufrieron la extorsión de la MS-13 se convirtieron en espacios para el lavado de dinero, “lo que ha generado un cambio en la relación entre extorsionadores y extorsionados, que ha pasado de ser parasitaria a ser simbiótica. Lo que se desprende de la poca información disponible que hay sobre el tema es que por más que le corten la cabeza central a estas organizaciones, ellas siguen de pie gracias a la cantidad imponente de dinero que han amasado en los últimos años. Es un cáncer de difícil solución.

 

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