Son tendencias claramente adversas al tarifado colaboracionismo de Zapatero, de Pedro Sánchez, de Pablo Iglesias y las fuerzas regresivas del populismo separatista español. Son fuerzas que, como lo ha señalado reiteradamente Jair Bolsonaro, se oponen y se opondrán por todos los medios y con todas sus fuerzas a la dictadura venezolana. Para proceder a desalojarla cuanto antes del poder. Posición adelantada desde su alto cargo por el uruguayo Luis Almagro, Secretario General de la Organización de Estados Americanos OEA.

En manifiesta expresión de la voluntad de los pueblos hermanos de América Latina. Asqueados de tanta tolerancia y tanta colaboración con el régimen tiránico de Cuba y sus satrapías. El problema no es, por lo tanto, encontrar y definir las razones que determinan la línea política estratégica absolutamente intransigente de María Corina Machado, que la obligan a negarse a pactar con el colaboracionismo de AD, UNT, AP y sus dirigencias. El problema radica en preguntarse por las razones que impiden la unidad de dichas fuerzas con VENTE, ABP y SOY VENEZUELA.

Se  señala que las fuerzas que aprobaron declarar persona non grata a José Luis Rodríguez Zapatero no se desliguen del colaboracionismo y den un paso al frente hacia una unidad estratégica como la que uniera en 2014 a Leopoldo López con Antonio Ledezma, María Corina Machado y sus respectivos partidos. Alianza que fuera capaz de lograr las mayores movilizaciones en la historia de la dictadura y que sólo el encarcelamiento de López y Ledezma, primero, y los diálogos interpuestos por la dictadura en concordancia con las mismas fuerzas que hoy se opongan.

En otras palabras las fuerzas que declararan grata la persona de Zapatero se han opuesto desde siempre a crear la masa crítica, aglutinar y empujar las fuerzas sociales y políticas capaces de derrocar al régimen y restablecer el Estado de Derecho en Venezuela. Que sólo podrían encontrar sus razones en la inconsecuencia, la carencia de claridad estratégica y el confusionismo impuestos sobre todo con el recurso a la celada del electoralismo. Si fue posible unir en el 2014, en el 2016 y en el 2017 a las fuerzas más combativas de la oposición venezolana.

El imperativo categórico sacar a Maduro cuanto antes, unirse y demostrar a los aliados en el mundo, que en Venezuela sí existen las fuerzas capaces de derrocar a Maduro. Incluso con el respaldo de los reprimidos sectores patrióticos.

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