Chicago (IL), 21 oct.- El fiscal general, Jeff Sessions, declara que la Policía de Chicago “no es el problema, sino la solución”, y exhortó a las autoridades locales a no dejarse presionar por los reclamos de defensores de los derechos civiles que podrían provocar una “capitulación” ante los criminales.


“Este es un debate sobre poder, sobre quién debe comandar el departamento de policía: los profesionales o los activistas”, expresó durante un discurso ante la Comisión del Crimen de Chicago, una institución privada que aboga por leyes efectivas para combatir la delincuencia.


Sessions, que ha sido un crítico frecuente de los esfuerzos para reformar el Departamento de Policía de Chicago, acusado de abusar de la fuerza letal y de cometer excesos contra las minorías, dijo que la ciudad ha negociado un acuerdo de 226 páginas que cambiará completamente la forma de actuar de ese cuerpo.


“Un consentimiento de este tipo es un remedio extraordinario, y debe ser considerado solamente con grandes precauciones y en circunstancias especiales”, advirtió el fiscal, que calificó el acuerdo de “error colosal” y prometió combatirlo en la corte.


El llamado “decreto de consentimiento”, negociado entre el alcalde Rahm Emanuel y la Procuradora de Justicia de Illinois, Lisa Madigan, establece nuevas reglas para el entrenamiento de los policías, control de la disciplina, supervisión y uso de la fuerza.


El decreto debe ser avalado por un juez federal, después de escuchar la opinión de la población en una serie de audiencias que se realizarán la próxima semana.


Sessions dijo que la “microgestión” del Departamento de Policía de Chicago a través de una corte federal no se justifica, y que es además “un insulto”, porque no se debe tratar a los policías como un grupo descontrolado, “por las acciones de unos pocos”.


Los cambios en el funcionamiento de la policía fueron reclamados por grupos defensores de los grupos civiles, como la Unión de Americana de Libertades Civiles (ACLU) de Illinois, o comunitarios como Black Lives Matter Chicago.


Tras la muerte del joven afroamericano Laquan McDonald, de 17 años, ocurrida hace casi cuatro años y cuyo responsable, el policía Jason Van Dyke, fue juzgado y declarado culpable este mes de homicidio en segundo grado, medió en un polémico procedimiento policial.

Hubo semanas de protestas callejeras, acusaciones de encubrimiento de la Alcaldía y una investigación del Departamento de Justicia de los EE. UU. que encontró problemas generalizados en el departamento.

La investigación, divulgada en enero de 2017, describió al Departamento de Policía de Chicago como una entidad donde sus miembros estaban mal capacitados, practicaban la brutalidad de manera excesiva y no eran disciplinados por sus supervisores.

Sessions ha criticado reiteradamente las tácticas y directrices de la policía de Chicago, y en una visita reciente a la ciudad de Waukegan, en Illinois, dijo que el departamento se dejó presionar en 2015 para cambiar la práctica de “detener y cachear” (stop-and-frisk) a sospechosos en la calle.

Un estudio divulgado entonces por ACLU indicó que los policías de Chicago paran y cachean a más personas que los oficiales de Nueva York, donde se inició la controvertida práctica que fue declarada inconstitucional por una jueza federal en agosto de 2013.

Sessions afirmó que la ACLU y el movimiento “Black Lives Matter” no entienden la realidad policial.

“Chicago no puede aceptar la imagen de ciudad violenta y plagada de crimen. Debe hacer las cosas bien y no se puede dar el lujo de capitular ante los criminales, y rebajarse ante los extremistas”, sentenció.

Según estadísticas divulgadas el pasado mes de septiembre por el Departamento de Policía, los índices de criminalidad en Chicago bajaron durante los ocho primeros meses de este año.

En general, la tasa de criminalidad en la Ciudad de los Vientos descendió un 10 % hasta agosto, comparado con el mismo período del año pasado.

En agosto hubo 53 homicidios, uno más que en el mismo mes del año pasado, mientras que en el 2016 fueron 97, según lo informado por la Policía.

Con las cifras de agosto, la cantidad de homicidios en el 2018 es de 368, un 20 % menos de los 460 contabilizados en el mismo período del año pasado, dijo el comunicado de los agentes del orden en Chicago.

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